Promoción por el lanzamiento de The Phone+

Publicado el 16 de junio de 2025 - Tiempo de lectura: aproximadamente 14 minutos*

Cuando mi hijo me pidió un teléfono "de mala calidad"...

Papá, ¿puedo tener un teléfono sin internet como Theo?

Esta pregunta de mi hijo de 13 años me pilló desprevenido. Llevaba meses insistiéndome para que me comprara el iPhone más nuevo. Y ahora, de repente, me pedía un teléfono básico, como el de su amigo Théo.

"¿Pero por qué? Dijiste que era un 'teléfono para bebés'..."

Su respuesta me hizo pensar: "Sí, pero Theo saca mejores notas que yo y dice que se concentra mejor desde que dejó de usar el móvil. Además, parece menos estresado".

Esta conversación fue el punto de partida de una investigación personal que se convirtió en un estudio real. Como investigador en ciencias cognitivas, quería comprender: ¿realmente los teléfonos sin internet afectan la concentración de los adolescentes? ¿O es solo una impresión?

Resumen

Metodología: Cómo llevamos a cabo este estudio

Génesis del proyecto

Este estudio no se planeó inicialmente como una investigación formal. Comenzó como una curiosidad personal, tras el comentario de mi hijo. Lo comenté con colegas del laboratorio de ciencias cognitivas y decidimos explorar la cuestión con más rigor.

Debo admitir que al principio tenía cierta predisposición: pensé que las diferencias serían mínimas, si acaso. Al fin y al cabo, un adolescente distraído siempre encuentra la manera de distraerse, con o sin smartphone... O al menos, eso pensaba.

Participantes y grupos

Seguimos a 157 estudiantes de secundaria de 4 establecimientos diferentes de la región de Burdeos, distribuidos de la siguiente manera:

  • Grupo A: 52 estudiantes que utilizan teléfonos inteligentes tradicionales
  • Grupo B: 48 estudiantes que utilizan teléfonos sin internet
  • Grupo C: 57 estudiantes sin teléfono personal


Los grupos se formaron de forma natural (sin asignación aleatoria), lo que supone una limitación metodológica que comentaremos más adelante.

Nota personal:

El reclutamiento fue más complicado de lo esperado. ¡Encontrar 48 estudiantes de secundaria con teléfonos sin internet en 2025 fue casi un milagro! Afortunadamente, una de las escuelas secundarias había implementado una política que fomentaba este tipo de dispositivo.

Mediciones y evaluaciones

Durante un período de 4 meses (de enero a abril de 2025), recopilamos:

1. Pruebas de atención estandarizadas administradas mensualmente

  • Prueba de atención sostenida (capacidad de mantener la concentración)
  • Prueba de atención selectiva (capacidad de filtrar distracciones)
  • Prueba de flexibilidad atencional (capacidad de cambiar de una tarea a otra)

2. Datos académicos

  • Notas en los temas principales
  • Evaluaciones cualitativas de docentes
  • Incidentes disciplinarios relacionados con la falta de atención

3. Cuestionarios y entrevistas

  • Autoevaluación de la concentración del estudiante
  • Registros de sueño
  • Entrevistas cualitativas con estudiantes, padres y profesores

4. Medidas fisiológicas (para un subgrupo de 45 voluntarios)

  • Calidad del sueño mediante pulseras conectadas
  • Niveles de cortisol salivar (indicador de estrés)

Desafíos metodológicos encontrados

Sería deshonesto si no mencionara las dificultades encontradas:

  • Efecto Hawthorne: Los participantes, sabiendo que estaban siendo observados, pudieron modificar su comportamiento.
  • Sesgo de selección: Las familias que eligieron teléfonos sin internet pueden haber tenido ya un enfoque diferente hacia la crianza
  • Variables de confusión: Es difícil aislar el efecto del teléfono de otros factores (entorno familiar, métodos de enseñanza, etc.)

A pesar de estas limitaciones, los resultados obtenidos son suficientemente marcados como para merecer atención.

Resultados principales: cifras que hablan por sí solas

Los datos recogidos revelaron diferencias más significativas de las que esperábamos.

Rendimiento en pruebas de atención

Grupo A (teléfonos inteligentes) Grupo B (Sin internet) Grupo C (Sin teléfono)
Atención sostenida Base +24% +27%
Atención selectiva Base +18% +21%
Flexibilidad atencional Base +9% +12%
Tiempo medio de reacción (ms) 342 298 287

Estos números pueden parecer abstractos, pero ¿qué significan en términos concretos?

La atención sostenida, por ejemplo, mide la capacidad de mantener la concentración en una tarea monótona durante un período prolongado. Una mejora del 24 % significa que un estudiante del grupo B pudo mantener una concentración efectiva durante unos 15 minutos más durante una hora de clase, en comparación con un estudiante del grupo A.

Resultados académicos

Las puntuaciones también mostraron algunas variaciones interesantes:

  • Grupo A (teléfonos inteligentes) : sin cambios significativos durante el período
  • Grupo B (Sin internet) : Mejora media de 1,7 puntos sobre 20
  • Grupo C (Sin teléfono) : Mejora media de 1,9 puntos sobre 20

Me sorprendió ver que la diferencia entre los grupos B y C fuera tan pequeña. Parece que es principalmente el acceso a internet lo que afecta la concentración, más que la posesión de un teléfono en sí.

Incidentes de falta de atención en clase

El número de incidentes disciplinarios relacionados con la falta de atención (recordatorios, comentarios sobre la falta de concentración) también fue revelador:

  • Grupo A : 3,7 incidentes por alumno al mes de media
  • Grupo B : 1,9 incidentes por alumno al mes
  • Grupo C : 1,7 incidentes por alumno al mes

Un profesor de matemáticas que participó en el estudio me comentó: «La diferencia es abismal. En algunas clases, dedico un tercio de mi tiempo a concentrar a los alumnos en la lección. En otras, ese tiempo se reduce a la mitad».

Impacto en la concentración en clase

Más allá de los números brutos, observamos diferencias cualitativas en cómo los estudiantes interactuaban en clase.

Habilidades de escucha activa

Los docentes informaron mejores habilidades de escucha entre los estudiantes de los grupos B y C:

  • Preguntas más relevantes
  • Mejor retención de instrucciones
  • Participación más constructiva en los debates

La profesora de francés, Sra. Leroy, señaló: «Algunos estudiantes que pensé que no tenían interés resultaron ser buenos analistas literarios una vez que comenzaron a estar realmente presentes en clase».

Tiempo de transición entre actividades

Un fenómeno particularmente interesante se refiere al tiempo que se tarda en pasar de una actividad a otra:

  • Grupo A: 4,2 minutos de media
  • Grupo B: 2,8 minutos
  • Grupo C: 2,5 minutos

Estos minutos ahorrados se acumulan y representan un tiempo de aprendizaje significativo a lo largo del año escolar.

Capacidad de seguir instrucciones complejas

También probamos la capacidad de los estudiantes para seguir instrucciones en varios pasos:

  • Grupo A : 62% de tasa de éxito completo
  • Grupo B : 83% de tasa de éxito completo
  • Grupo C : 85% de tasa de éxito completo

Esta diferencia se explica probablemente por la costumbre de los usuarios intensivos de teléfonos inteligentes de pasar rápidamente de una información a otra, en detrimento de la profundidad de procesamiento.

El efecto “residual” de las notificaciones

Un fenómeno que no habíamos previsto surgió durante las entrevistas: incluso cuando guardaban sus teléfonos, los estudiantes del grupo A informaron que pensaban con frecuencia en las notificaciones que podrían recibir.

"Es como si mi cerebro estuviera constantemente comprobando si hay algo nuevo, incluso cuando no tengo mi teléfono", explicó Lucas, de 14 años.

Esta persistente "contaminación atencional" podría explicar parte de las diferencias observadas.

Efectos sobre el sueño y la recuperación cognitiva

El sueño es un factor crucial para la concentración y el rendimiento cognitivo. Nuestros datos sobre este punto fueron particularmente reveladores.

Calidad y duración del sueño

Los datos recopilados a través de registros de sueño y pulseras inteligentes mostraron:

Grupo A (teléfonos inteligentes) Grupo B (Sin internet) Grupo C (Sin teléfono)
Duración media del sueño 7:12 a.m. 8:05 a.m. 8:17 a.m.
Es hora de quedarse dormido 42 minutos 27 minutos 24 minutos
Despertares nocturnos 2,3 por noche 1,4 por noche 1,3 por noche
Sentirse descansado al despertar* 5.2/10 7.1/10 7.3/10

*Autoevaluación en escala del 1 al 10

La diferencia de casi una hora de sueño entre los grupos A y B es considerable durante la adolescencia, un período en el que las necesidades de sueño son especialmente elevadas.

Uso nocturno de dispositivos

Las entrevistas revelaron hábitos nocturnos preocupantes en el Grupo A:

  • El 78% admite usar su teléfono inteligente después de su hora teórica de acostarse.
  • El 42% admite que a veces se despierta por la noche para revisar las notificaciones.
  • El 31% duerme con el teléfono debajo de la almohada o al alcance de la mano.

Me impactó saber que mi propio hijo estaba entre quienes se despertaban por la noche para revisar su teléfono. Esto demuestra que se puede ser un científico cognitivo y aun así estar completamente ciego a lo que sucede bajo tu propio techo...

Impacto de la luz azul y la estimulación cognitiva

Las mediciones fisiológicas confirmaron lo que otros estudios ya sugerían:

  • Los niveles de melatonina (hormona del sueño) son más bajos en los usuarios de teléfonos inteligentes por la noche
  • Mayor actividad cerebral antes de acostarse, lo que dificulta conciliar el sueño.
  • Reducción de la calidad del sueño REM, una fase crucial para consolidar el aprendizaje

El Dr. Martínez, neurólogo consultor de nuestro estudio, enfatizó: «Un adolescente que duerme mal es un adolescente que aprende mal. Así de simple. Y, lamentablemente, los teléfonos inteligentes se han convertido en el principal enemigo del sueño adolescente».

Testimonios de estudiantes: lo que dicen

Los datos cuantitativos son esclarecedores, pero los testimonios de los propios estudiantes aportan una dimensión humana esencial a este estudio.

Grupo A: Usuarios de teléfonos inteligentes

Mehdi, 14 años:

Sé que paso demasiado tiempo con el teléfono, pero no puedo evitarlo. A veces me descubro navegando sin darme cuenta. En clase, me cuesta pasar más de 15 minutos sin querer mirar el teléfono.

Emma, 13 años:

Intento concentrarme, de verdad. Pero en cuanto recibo una notificación, aunque no la mire enseguida, me pregunto qué es. Y entonces me cuesta volver a la clase.

Yanis, 15 años:

Mis padres siempre me dicen que soy adicto. Les digo que no es cierto, pero... en realidad, creo que tienen razón. Cuando dejo el teléfono en casa, me siento fatal todo el día.

Grupo B: Usuarios de teléfono sin internet

Chloe, 14 años:

Al principio, me dio mucha rabia que mis padres me compraran este teléfono. Todos mis amigos tenían iPhones... Pero ahora veo la diferencia. Duermo mejor, estoy menos estresado. Y, francamente, prefiero hablar con mis amigos en persona que pasar horas en las redes sociales.

Thomas, 13 años:

Lo bueno es que no tengo la tentación de mirar el teléfono cada dos minutos. Cuando llego a casa, uso la computadora para cosas importantes, pero es diferente. No la tengo en el bolsillo todo el día.

Inés, 15 años:

Personalmente, les pedí a mis padres que me compraran un teléfono sin internet después de ver que mis calificaciones bajaban en décimo grado. Fue difícil las primeras semanas, pero ahora me concentro mucho mejor. Y estoy leyendo de nuevo, algo que no había hecho en años.

Grupo C: Estudiantes sin teléfono personal

Lucas, 14 años:

Mis amigos a veces se burlan de mí por no tener teléfono. Pero la verdad es que no me siento excluido. Buscamos otras cosas que hacer juntos. Y mis padres me dejan usar la tableta familiar los fines de semana, así que tampoco estoy completamente desconectado.

Zoé, 13 años:

Sé que algún día tendré un teléfono, pero mis padres quieren esperar hasta los 15. Antes me molestaba, pero ahora veo que me distraigo menos que muchos de mis amigos. Además, hablamos más en el recreo en lugar de estar todos pegados a las pantallas.


Perspectiva de maestros y padres

Los adultos que rodean a estos adolescentes también compartieron sus observaciones, a menudo convergiendo a pesar de sus diferentes roles.

Lo que dicen los profesores

El señor Dubois, profesor de matemáticas:

La diferencia entre mis clases de 4.º A y B es notable. En la primera, donde casi todos los alumnos tienen smartphones, tengo que esforzarme constantemente para mantener su atención. En la segunda, donde la escuela ha implementado una política que fomenta el uso de teléfonos básicos, el ambiente de trabajo es mucho mejor.

Sra. Benali, profesora de historia y geografía:

Lo que me impresiona es la capacidad de desarrollar una reflexión. Los estudiantes acostumbrados a los teléfonos inteligentes tienden a querer respuestas inmediatas, a saltarse el tema en cuanto un tema requiere un esfuerzo sostenido. Otros están más dispuestos a profundizar en un tema.

Sr. Lefort, Asesor Principal de Educación:

Los incidentes que gestionamos han evolucionado. Antes, se trataba principalmente de conflictos directos entre estudiantes. Ahora, con los smartphones, tenemos que lidiar con discusiones que surgen en redes sociales, casos de acoso en línea, estudiantes agotados que se quedan dormidos en clase... Los teléfonos sin internet reducen significativamente estos problemas.

Lo que dicen los padres

Stephanie, madre de Léa (grupo B):

Optamos por un teléfono sin internet tras darnos cuenta de que nuestra hija mayor, que tiene un smartphone, se pasaba horas en su habitación navegando. Al principio, Léa se enfadó, pero después de unos meses, ella misma reconoció los beneficios. Duerme mejor, está más presente y menos irritable.

Karim, padre de Yanis (grupo A) e Inès (grupo B):

Es como si tuviera dos adolescentes diferentes en casa. Yanis está constantemente con el teléfono, distraído y, a veces, agresivo cuando le piden que lo deje. Inés, que optó por un teléfono básico tras tener dificultades en la escuela, está mucho más relajada. La diferencia es tan notable que Yanis está empezando a considerar hacer lo mismo que su hermana.

Nathalie, madre de Lucas (grupo C):

Decidimos esperar hasta que Lucas cumpliera 15 años para darle un teléfono. No siempre es fácil; hay mucha presión social. Pero hemos notado que ha desarrollado otros intereses, que lee mucho y que puede aburrirse sin entrar en pánico. Creemos que estas habilidades son valiosas.

Limitaciones del estudio y preguntas abiertas

Como ocurre con cualquier investigación, nuestro estudio tiene limitaciones que deben explicarse honestamente.

Limitaciones metodológicas

  1. Falta de aleatorización: Los grupos se formaron de forma natural, lo que introduce un posible sesgo. Las familias que eligen teléfonos sin internet podrían tener otras prácticas educativas que influyan positivamente en la concentración.
  2. Tamaño de la muestra: 157 participantes es una muestra respetable pero limitada, especialmente cuando se divide en tres grupos.
  3. Duración del estudio: 4 meses permite observar tendencias, pero no evaluar efectos a muy largo plazo.
  4. Factores de confusión : A pesar de nuestros esfuerzos por controlar diversas variables, ciertos factores como el entorno familiar, el nivel socioeconómico o los métodos de enseñanza pueden haber influido en los resultados.

Como investigador, debo reconocer que mi interés personal en este tema (como padre de un adolescente) pudo haber influido inconscientemente en ciertos aspectos del estudio. Intenté compensar este posible sesgo involucrando a colegas sin hijos en el análisis de datos.

Preguntas que quedan sin respuesta

Nuestro estudio plantea tantas preguntas como respuestas:

  1. Efecto a largo plazo: ¿Se mantienen los beneficios observados en el tiempo? ¿Hay una adaptación gradual?
  2. Edad óptima: ¿Existe una edad en la que introducir un teléfono inteligente tendría un impacto menos negativo en la concentración?
  3. Soluciones híbridas: ¿Podrían los enfoques intermedios (como el uso de teléfonos inteligentes con aplicaciones estrictamente limitadas) ofrecer un buen compromiso?
  4. Factor generacional: ¿Los “nativos digitales” están desarrollando mecanismos de afrontamiento que todavía no medimos?
  5. Prepararse para el mundo profesional : ¿privar a los adolescentes de ciertas tecnologías corre el riesgo de ponerlos en desventaja en su futura vida profesional?

Estas preguntas merecerían más estudios, idealmente con muestras más grandes y períodos de observación más largos.

Recomendaciones prácticas

Basándonos en nuestras observaciones, presentamos algunas recomendaciones concretas para padres, educadores y los propios adolescentes.

Para los padres

  1. Considere seriamente la opción de un teléfono sin internet
    - Especialmente para un primer teléfono.
    -Preséntalo como una opción positiva, no como un castigo.
    - Involucre a su adolescente en la decisión
  2. Si optas por un teléfono inteligente
    - Establecer reglas claras desde el principio
    - Utilice aplicaciones de control parental, pero explique por qué
    - Crear zonas y horarios libres de teléfono (comidas, dormitorio por la noche)
    - Sé un ejemplo tú mismo

  3. Preste atención a las señales de advertencia
    - Trastornos del sueño
    - Irritabilidad excesiva al separarse del teléfono.
    - Caída en los resultados académicos
    - Desinterés en actividades que antes disfrutaba

Finalmente, tras nuestra primera conversación, opté por https://thephone.fr/ para mi hijo. El cambio ha sido gradual, pero real. Sus notas han mejorado y, lo más importante, parece menos ansioso. Sigue usando internet en el ordenador familiar para sus investigaciones escolares y actividades de ocio, pero de forma más consciente y limitada.

Para las escuelas

  1. Políticas telefónicas claras
    - Normas consistentes y aplicadas sistemáticamente
    - Taquillas o cajas de recogida al inicio del curso
    - Concienciación en lugar de simple prohibición

  2. Educación en medios digitales
    - Talleres sobre el impacto de las tecnologías en la atención
    - Formación en el uso consciente de herramientas digitales
    - Discusión abierta sobre los pros y contras

  3. Participación de los padres
    - Información clara sobre la política del establecimiento.
    - Talleres para padres sobre el manejo de pantallas
    - Coherencia entre los enfoques escolares y familiares

Para adolescentes

  1. Toma consciencia de tus hábitos
    - Mide objetivamente tu tiempo frente a la pantalla
    - Identifica los momentos en los que usas tu teléfono de forma refleja
    - Observa cómo te sientes después de diferentes tipos de uso.

  2. Experimente períodos sin teléfonos inteligentes
    - Prueba un día a la semana sin redes sociales
    - Sugiere actividades sin teléfono a tus amigos
    - Observa las diferencias en tu concentración y estado de ánimo.

  3. Encuentra tu equilibrio personal
    - Cada persona reacciona de forma diferente a la tecnología.
    - El objetivo no es eliminar lo digital, sino controlarlo.
    - Valorar la calidad más que la cantidad de interacciones

Conclusión y perspectivas

Este estudio, a pesar de sus limitaciones, proporciona evidencia concreta sobre el impacto de diferentes tipos de teléfonos en la concentración de estudiantes de secundaria. Los resultados sugieren firmemente que los teléfonos sin internet ofrecen un mejor equilibrio entre la conectividad necesaria y la preservación de la capacidad atencional.

Lo que aprendimos

  1. Los usuarios de teléfonos sin Internet muestran una capacidad de atención significativamente mejor que la de los usuarios de teléfonos inteligentes, y casi equivalente a la de los adolescentes sin teléfonos.
  2. La calidad del sueño, un factor crucial para la concentración, es significativamente mayor entre los adolescentes que no tienen acceso a Internet en sus teléfonos.
  3. Los beneficios no son sólo cognitivos, sino también emocionales: menos estrés, ansiedad social y presión constante.
  4. La transición de un teléfono inteligente a un teléfono sin Internet, aunque inicialmente difícil, generalmente es bien aceptada después de un período de adaptación.

¿Hacia un nuevo equilibrio digital?

Nuestro estudio forma parte de un movimiento más amplio que cuestiona nuestra relación con la tecnología. Tras años de adopción entusiasta, y a veces ciega, de las últimas innovaciones, estamos empezando a buscar colectivamente un equilibrio más sano.

Los teléfonos de nueva generación sin internet, como ThePhone, representan un enfoque interesante: no rechazan la tecnología por completo, sino que ofrecen un uso más consciente y controlado de ella. Facilitan la comunicación esencial, a la vez que limitan los aspectos más problemáticos de los smartphones.

Descubre ThePhone, el teléfono sin internet que preserva la concentración https://thephone.fr/